Hedy Lamarr
Hedwig Eva Maria Kiesler nació en Viena en un 9 de noviembre de 1914, en el antiguo Imperio Austro Húngaro. Sus padres Judíos se convirtieron al catolicismo durante la época nazi austriaca para evitar ser perseguidos y entregaron su hija en matrimonio a un poderoso empresario armamentístico colaborador del régimen y amigo personal de Mussolini (esto no evitó que finalmente tuvieran que huir de Austria. Nota: pactar con nazis sale mal). Friedrich Mandl supuso una tortura para Hedy. Había empezado sus estudios de ingeniería con tan solo 16 años pero los dejó a los 19 por ser actriz, protagonizó varias cintas pero saltó a la fama por Éxtasis, protagonizando el primer desnudo femenino de la historia del cine (y el primer orgasmo femenino también), eso hizo que Friedrich se encaprichara con ella. Una vez casados le prohibió salir de casa e intentó hacerse con todas las cintas de Éxtasis.
Pero Hedy no iba a aceptar esa vida de sumisión, contrató a una asistenta que se parecía mucho a ella, durante un tiempo estudió sus movimientos y finalmente se disfrazó de su asistenta y se fugó protagonizando una fuga de película. Durante su cautiverio aprovechó para terminar sus estudios de ingeniería y aprender todo lo que pudo de la tecnología armamentística de las empresas de su marido, conocimiento que luego compartió con el ejército de los Estados Unidos para que lucharan contra el nazismo que tanto odiaba.
Su primera parada fue en París donde conoció a un empresario de la Metro que le ofreció trabajo en Hollywood y cambiando su nombre a Hedy Lamarr. Vendió sus joyas y se pagó un pasaje a los Estados Unidos. Al llegar colaboró con las autoridades compartiendo todos sus conocimientos. Junto a George Antheil diseñaron un sistema de comunicaciones para que los torpedos fueran indetectables y cedieron la patente al ejército de Estados Unidos. Descartaron el sistema, pero cuando pasó la duración de la patente la patentaron ellos y la usaron durante la crisis de los misiles en Cuba y finalmente civilmente se aplicó para implementar las tecnologías de Wi-Fi, GPS y Bluetooth. Hedy obtuvo reconocimiento por su trabajo hasta muchos años después, cuando había perdido parte de su lucidez.
Su carrera como actriz no llegó a cuajar nunca, solo le ofrecían papeles de mujer florero debido a su belleza, papeles que ella detestaba, hasta 1950 sólo tuvo un éxito en su carrera haciendo de Dalila en Sansón y Dalila. Finalmente dejó el mundo del cine hastiada de esa situación.
Durante la guerra intentó ayudar al ejército con sus conocimientos pero la relegaban a pedir fondos porque consideraban que era más útil por su belleza que por su inteligencia y conocimientos sobradamente contrastados.
Pese a los inconvenientes que se encontró creó numerosos inventos, un sistema mejorado de semáforos que usamos aún hoy en día y modificó la forma de los aviones caza biplanos antiguos para darle la forma actual mucho más aerodinámica.
En los 60 se presentó un libro biográfico basado en entrevistas que le habían hecho con el que ella nunca estuvo de acuerdo. En ese libro se hablaba de sus numerosos escarceos amorosos lo que acabó de truncar su popularidad. No deja de ser curioso que lo que en un hombre hubiera sido motivo de orgullo a ella le costó lo que le quedaba de cariño de la gente.
Hedy acabó sola, en bancarrota y adicta a diversas sustancias y sin reconocimiento por sus descubrimientos. Pasó sus últimos años en un ostracismo que no merecía. Finalmente murió el 19 de enero del 2000 en Florida. Sus cenizas reposan hoy en Viena.
El 9 de noviembre celebramos el día del inventor en honor a su nacimiento.